Geanina Zagal: “Todas y todos estamos llamados a erradicar la violencia de género veinticuatro siete”


Durante el 2020 el FIC Núcleos Educativos desarrolló un ciclo de charlas online de libre acceso a la comunidad cuyo foco era acercar las ciencias a la ciudadanía. Una de sus expositoras fue Geanina Zagal Ehrenfeld, Magister en Estudios de Género y Cultura, Profesora de Historia y Geografía y Doctoranda en Geografía por la Universidad Autónoma de Barcelona. Su exposición titulada “Construyendo una escuela libre de violencia de género”, reveló diversas estrategias que podrían contribuir a una mejor convivencia escolar. A continuación, una conversación donde se profundiza en estas habilidades, además de otras prácticas innovadoras en la educación.

¿Cómo fue tu experiencia al participar de EDUCACIENCIAS con tu exposición “Construyendo una Escuela Libre de Violencia de Género”?

Fue una experiencia muy enriquecedora. Tuve la oportunidad de compartir con profesores y profesoras de la región para reflexionar en torno a la importancia de integrar el Enfoque de Género en nuestras prácticas educativas, para reflexionar sobre la Violencia de Género en nuestra sociedad y de qué manera la escuela podría contribuir a revertir esta situación. Hacerse cargo de estas inequidades y generar proyectos educativos de largo plazo, donde niños, niñas y jóvenes y toda la comunidad educativa se sientan completamente seguros y la escuela sea un espacio libre de violencia.

¿Cómo llegamos a que la niñas, niños y adolescentes comprendan lo que es la Violencia de Género?

En estos tiempos de pandemia va a ser muy importante el seguimiento que cada profesor y profesora haga de manera remota a sus estudiantes. Al tener las escuelas cerradas, también estamos clausurando un espacio que es muchas veces el espacio de seguridad para nuestras estudiantes para escapar de la violencia de género que viven en el núcleo familiar.  En ese sentido, la escuela tiene el deber de no abandonar a los/as estudiantes y una vez que se retomen nuestras prácticas habituales, comprender que debemos transversalizar en todos los niveles una mirada de justicia y igualdad. Es importante revisar nuestro currículo escolar, revisar los contenidos que estamos entregando a nuestros estudiantes para identificar en qué manera ellos están cargados de mandatos y prejuicios de género. Sobre todo, aquellos vinculados a reforzar los estereotipos de género sobre la conducta “apropiada” para hombre y ser mujer. Entonces para que podamos integrar esto en nuestros saberes, es necesario también revisar nuestras estructuras organizacionales en los colegios. De qué manera se toman las decisiones, quiénes las toman y también trabajar con las madres, padres y apoderados, en el sentido de transversalizar la idea de que la Justicia de Género no es sólo positiva para las mujeres, sino que es positiva para toda la sociedad.

¿Qué herramientas faltan en las aulas para lograr que los y las profesoras erradiquen la Violencia de Género de sus establecimientos?

Yo creo que lo principal es que el Enfoque de Género es un corpus teórico muy específico y en ese sentido es muy necesario que nuestros y nuestras profesoras se capaciten en enfoque de género. Esto quiere decir que podamos comprender en qué manera la educación no es una actividad neutral, sino que está cargada de valores que muchas veces invisibilizamos o naturalizamos ciertas prácticas. Entonces para que nuestros estudiantes comprendan qué es la violencia de género va a ser muy importante trabajar de manera comunitaria en identificar estos elementos en diferentes dimensiones.

Identificar en qué posición se encuentran nuestras salas o a quién damos la palabra, tiene que ver con esta expectativa de poder destruir estos prejuicios y estereotipos de género, que se refuerzan en todas las asignaturas. Pensemos en Educación Física, por ejemplo. Cómo poder ir avanzando a desarrollar deportes libres de estereotipos. Todas las asignaturas están llamadas a hacer esa labor, es decir, cómo podemos avanzar en destruir y minimizar estas inequidades de género.

¿Qué pasos se pueden tomar para educar a la ciudadanía respecto a la violencia de género y sus fatales consecuencias en formas de femicidio, violaciones o cualquier tipo de abuso en el espacio público o privado?

Creo que es fundamental no naturalizar la violencia de género, que no nos deje de sorprender. Y creo que es fundamental aquellos casos que han sido mediáticos, para educar a nuestros estudiantes en cómo se procede. Si pensamos por ejemplo en el suicidio feminicida de Antonia Barra, quien se suicida producto del peso psicológico de la violación de Martin Pradenas. Si nosotros analizamos su caso, nos damos cuenta de que los estudiantes pueden abordar los problemas que viven de otra manera. Para eso necesitamos una educación sexual integral, necesitamos reforzar los valores de la amistad comprometida, que apoya y no abandona a la otra, que enseñan a nuestros niños a no violar y enseñan a nuestras niñas a apoyarse entre ellas en caso de cualquier situación de abuso donde los adultos y las adultas, tenemos que estar a la altura de su protección. Creo que es importante que la violencia que genera la sociedad y esta “pedagogía del horror” que vemos constantemente a través de los femicidios, no sea naturalizada, para que hablemos de estos temas.

Yo creo que va a ser muy importante que en la vuelta de la pandemia hagamos un catastro y problematicemos sobre la violencia a la que estuvieron expuestas todos estos meses nuestros estudiantes en sus hogares. Creo que ahí hay un trabajo enorme que hacer, para pensar en cómo volvemos a recuperar estas confianzas y aprendemos también a contribuir de todas nuestras esferas. Pero también enseñamos a nuestras NNA a defenderse y a ser personas empoderadas que logran distinguir el abuso. Yo creo que eso es fundamental, dotar de herramientas para que una persona pueda salir de una situación de violencia desde la temprana infancia. Y ahí los profesores y profesoras tenemos un rol muy importante en entregar esas herramientas, entre ese canal de comunicación que nos permitiría identificar estos abusos e identificar la violencia de género y problematizarla todo el tiempo.

 Y pensando en las dimensiones de la violencia de género que cruzan nuestras ciudades, que es lo que investigo, nos damos cuenta que nuestros colegios están emplazados en lugares específicos que deben ser monitoreados por la comunidad educativa. Es fundamental que los colegios distingan aquellos elementos de violencia de género que pueden estar circundando en un establecimiento o en las rutas que les estudiantes realizan de sus casas al colegio. Son bastante comunes los casos de niñas que son abusadas en las proximidades de los colegios, entonces pensar en nuestras ciudades y en pensar cómo se articulan nuestros barrios en diálogo con los centros educativos. Todas y todos estamos llamados a erradicar la violencia de género veinticuatro siete. 

¿Nos podrías contar sobre el curso que impartes en la Universidad de Chile llamado “Ciudad Feminista”?

Es un curso que se dicta el segundo semestre de cada año y que problematiza sobre las maneras en que el territorio, y específicamente las ciudades, están cargadas de lógicas que operan el clave de género, y cómo el uso del espacio es diferente en hombres y en mujeres, por lo tanto, la experiencia de las ciudades es diferenciada. Las mujeres y los hombres tenemos trayectorias de movilidad bastante diferentes. Pensemos que por la división sexual del trabajo las mujeres mayoritariamente cuidan. Y nos indica la Encuesta del Uso del Tiempo del Instituto Nacional de Estadísticas (2015), que las mujeres realizan 40 horas semanales más de labores domésticas que los varones. Y eso tiene una secuela para la vida de las personas en las ciudades, en el sentido que, para realizar esas labores de cuidado, tenemos trayectorias distintas, entonces estamos expuestas a niveles de violencia diferentes. La violencia sexual nos azota con mayor fuerza a nosotras. Entonces identificar estas inequidades espaciales nos va a permitir generar espacios libres de violencia y espacios que sean amables, no sólo con las mujeres y niñas, sino que con toda la comunidad.

Un barrio que socializa el cuidado, que tiene espacios de calidad para cuidar, permite que las y los adultos puedan disfrutar del espacio público con un espacio seguro para les niñes. Así las labores se distribuyan, y tanto padres como madres puedan hacerse cargo de sus hijos, pero también la sociedad en su conjunto. Hoy asistimos a una crisis de los cuidados con la pandemia. Entonces este curso y el enfoque de género aplicado a la geografía, o las también llamadas Geografías Feministas, nos vienen a hablar de esta dimensión espacial que tiene que ver con cómo se han configurado nuestras ciudades bajo el neoliberalismo, pensando en un sujeto único; en un sujeto que se desplaza principalmente en automóvil; pensando en cómo podríamos revertir esta situación y considerar un transporte público. Potenciar el uso de la bicicleta, de deportes urbanos que nos inviten hoy en tiempos de pandemia, también, a disfrutar de nuestras ciudades.  

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