Punto de vista

Del miedo al coronavirus y al manejo de la sobrecarga informativa

Para nadie es un misterio que los hechos vividos en el último tiempo en nuestro país han condicionado las relaciones sociales, y por ende, las acciones han debido cambiarse para poder interactuar con el entorno, ya sea para ir a un parque, o para poder continuar con los estudios o tareas laborales.

Desde octubre a la fecha, con el estallido social, se han visto alteradas las conductas, y a veces existen actores como los niños y niñas que no siempre entienden bien lo que ocurre. Se podría decir que, en un corto tiempo, se ha pasado de sentimientos de frustración, alegría, al enojo, o rabia, para luego volver a retomar un ciclo que no podemos controlar muchas veces. Ahora bien, cuando creíamos se podía volver a una cierta “estabilidad”, aparece el Covid -19, un virus que se propagó rápidamente y que nos tiene en una incertidumbre que a veces agobia y provoca temor. Algo parecido a la película “Intensamente”, que alguna vez disfrutamos con nuestros niños.

No se tiene certezas de cuándo se podría controlar esta epidemia en nuestro país y región, en este contexto ha resultado muy complejo lograr los cambios culturales necesarios para que la gente acate como corresponde las medidas de prevención y autocuidado. Al parecer siempre tiene que existir el látigo de la autoridad o la sanción a través de una multa, para que se obedezca.

Hay una diferencia entre sentirse inquieto por un tema incierto y estar ansioso hasta el punto de que la preocupación dificulta el sueño y la vida diaria. La sobrecarga de información falsa y la acumulación de preocupaciones tienen nefastas consecuencias en el bienestar físico y psicológico y pueden acelerar la mente a una velocidad aterradora. En la era digital, esto está pasando con una tremenda intensidad. Estamos ante una Pandemia que nos toma en medio de avances tecnológicos, expuestos a muchos videos o datos que podrían hacernos colapsar.

El resultado de la sobrecarga informativa repercute en una velocidad espantosa y estéril de pensamientos, muchos pensamientos inútiles y una serie de consecuencias físicas y emocionales. ¿Por qué las personas se despiertan fatigadas? Porque gastan mucha energía pensando y preocupándose durante el estado de vigilia. Desde ahí que es importante poder tener algunas acciones que nos lleven a la distracción, como puede ser un buen libro, música, películas, o incluso conversar con amigos y parientes a través de video conferencia.

La verdad es que restan algunas semanas para tener certeza de la profundidad de la crisis que vivimos, pero como dicen en las mismas redes sociales, o en mensajes viralizados; es de esperar que después de esto, no deberíamos seguir haciendo lo mismo, ni tampoco comportarnos de manera tan individualista; será el momento de valorar más lo que tenemos, de abrazarnos y contenernos entre todos, para que así tengamos una mejor sociedad.  

En cuanto a los medios masivos de información, esperamos que tengan esa apertura que mostraron desde el estallido social y que los obligó a tener más contenido social, y a ser más críticos del propio rol que ejercen los “rostros” que vemos a diario en la televisión.

En definitiva, esperamos que una vez que la calma llegue y se pueda evaluar el actuar de todos, partiendo por las autoridades que lideraron la emergencia, hasta los alcaldes, dirigentes vecinales, o líderes sociales, se puedan sacar las conclusiones, o lecciones; y se aprenda de lo que pudimos hacer mejor.

Por Marcel Gaete Parraguez.

Comisión DD.HH. Consejo Regional  Atacama, Colegio de Periodistas de Chile.

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