Punto de vista

Mujeres, madres, profesionales y solteras (PARTE 1)

De seguro cuándo vio el título de esta columna pensó de inmediato que era una oda al “feminismo”, pues lamento decirle que está nota no va por ahí, bueno por ahora, porque aunque le cueste creer hay muchos otros temas de mujeres, que son igual de importantes como es el lograr “equilibrar” la balanza entre hombres y mujeres.

Hace casi un año atrás el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) entregaba los datos del Censo Abreviado donde informaba que en Chile somos más de 17 millones de personas, de los cuales el 48% son hombres y el 51% somos mujeres. Un dato no menor, si consideramos que además las mujeres estas últimas décadas incrementaron en cantidad de estudios, es decir en 1992, la población femenina tenía en promedio 8 años de escolaridad, cifra que para el 2017 pasó a ser de 10,9 años. Esto se relaciona directamente con la postergación de la maternidad, lo que se aprecia en que el 24,2% de las mujeres no tiene hijos, dos puntos más que hace 10 años.

De seguro se preguntará por qué tantos datos. La respuesta es simple, el medir en términos empíricos los avances y retrocesos de las mujeres en la sociedad y en su vida familiar es clave para contarles que existe un grupo mayoritario de féminas que ve cada día, en las calles, en oficinas, atendiendo en el servicio público, vendiendo productos en los malls y en reuniones, son las desconocidas Mujeres Madres profesionales y, en muchos casos, Solteras.

Son ellas las que en las estadísticas no entran por que aún no hay organismos encargados que hayan generado información con respecto a este grupo etario, sin embargo usted se topa con ellas todo el tiempo.

El día de estas mujeres comienza levantándose a las 7 de la mañana, entre colaciones, almuerzos, cambios de ropa y ducha de cinco minutos, salen de la casa, suben a cada hijo al auto, arrancan el motor y comienzan un tour por colegios hasta llegar a su lugar de trabajo. Entre tacos y semáforos conversan de tareas, amigos y por supuesto para llegar dignas a sus trabajos se maquillan en cada parada y cuándo el celular insiste con correos electrónicos lo revisan y apuran la ruta para no llegar atrasadas y cumplir.

El resto de la jornada se mantiene estable. Correos electrónicos, reuniones y gestiones, es decir, debe estar todo el tiempo demostrando que es proactiva, rápida y sobre todo comprometida con la empresa, el mercado es pequeño y de alguna manera u otra se debe hacer un espacio.

La salida es la misma rutina que la mañana pero al revés. Tacos, semáforos lentos y la cara un tanto cansada, sólo por el hecho que al llegar a casa no termina el descanso, muy por el contrario, se debe hacer el almuerzo del día siguiente, tirar ropa a la lavadora, mientras pega uno que otro grito para que los niños se bañen, realicen tareas, cenen y se duerman. Ni hablar si hay un tiempo para el esparcimiento, eso es un lujo, quizás con un ojo mirando algún programa frívolo de la televisión y riendo un rato en redes sociales, termina el día y comienza el otro… así todos los días, una y otra vez… ¿le suena cansador?, porque aún hay más…

 

Por Karla Aguirre Abarcia

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