En el Día Internacional de la Mujer, como país nos encontramos con grandes brechas en
diversas materias; a la fecha se han cometido 8 femicidios y 37 femicidios frustrados, según
la última actualización de datos del SERNAMEG en el país. La II Encuesta de Uso del
Tiempo (ENUT) correspondiente al año 2023 aún no se publica, por lo tanto, los últimos
datos que tenemos corresponden a la ENUT 2015, donde se evidenció que eran las mujeres
quienes dedicaban más de 5,89 horas al día a trabajo no remunerado ligado a labores del
hogar y cuidados. Por ello, saber qué ha sucedido desde el 2015 hasta el 2023, con una
pandemia de por medio y una disminución del trabajo femenino, será relevante para el
planteamiento de nuevas políticas públicas con enfoque de género.
Ahora bien, en nuestro caso particular, el panorama dista de ser mejor. El desempleo en
Atacama al 2024 llegó al 10,2%, superando el promedio nacional. La tasa de desocupación
de las mujeres alcanzó el 11,8% en los últimos 12 meses.
Según los datos del INE, del total de mujeres fuera de la fuerza de trabajo, el 44% lo hace
por razones familiares. Las mujeres de la región destinan 6,41 horas a la ocupación y
traslados, y dedican 4,49 horas al trabajo no remunerado que considera trabajos domésticos
y de cuidados.
La violencia en Atacama es otro punto relevante para las mujeres, puesto que sufrimos
violencia psicológica, física, sexual, cibernética y económica. Para ello, podemos analizar
brevemente la Décima Encuesta Nacional de Juventud del año 2022, la que abarca los
periodos 2019 y 2020, en la cual, ante la afirmación «En algunas ocasiones, las mujeres
tienen actitudes que justifican que reciban actos de violencia por parte de su pareja», el
13,6% de las atacameñas afirman estar de acuerdo.
Las cifras sobre los femicidios consumados desde el 2013 al 2023 en Atacama alcanzan los
10 asesinatos, mientras que los femicidios frustrados durante la última década llegan a 34
víctimas, siendo el 2023 la cifra más alta con 7 femicidios frustrados. Sumando a esto las
desapariciones de mujeres en la región, las cuales siguen sin respuesta por parte de las
autoridades, no es sorprendente que el lema del movimiento feminista sea «ATACAMA
NO ES UN TERRITORIO SEGURO PARA LAS MUJERES».
Hoy, ad portas de la promulgación en el Diario Oficial de la Ley Integral en Contra de la
Violencia hacia las Mujeres, proyecto que demoró 7 años en ver la luz, esperamos que su
normativa cumpla cuando nos señala que «busca garantizar el derecho de todas las
mujeres a una vida libre de violencia de género».
Janina Cortés Rojas Antropóloga Social
Activista de la Rebelión del Cuerpo Atacama
Integrante del Grupo de Estudios de Atacama
