Alicia Tapia Pizarro, la creadora que deslumbra desde Freirina

En Letra Brava conocimos la historia de esta artista atacameña.

“Desde mi niñez me he refugiado en el arte… en los cerros de Freirina,  tras un piño de cabras, con siete años cantaba rancheras para espantar el silencio en esas lomas eternas que guardan la majada donde me crié”. De esta manera, Alicia Tapia Pizarro, comienza contándonos sobre esa fuerza que la impulza a desarrollarse como persona y artista.

La artesana, poeta y gestora cultural de Freirina, es una de las mujeres más destacadas de Atacama, y una de sus principlaes representantes culturales. Y es que con su Galería Artesanal Atacamarte, y sus tres poemarios publicados, se matiene activa en el mundo de la artes y letras regionales, aunque su historia se cimenta desde tiempos de niñez.

¿Qué te impulsó a adquirir mayores conocimientos artísticos y rescatarlos?

«En la soledad y en la excelsitud del paisaje sobrecogedor en que aprendí a caminar, la imaginación y la creatividad son elementos necesarios para pasar las horas. En el cerro también compuse mis primeras canciones y comencé a escribir lo que veía y lo que me hacía vibrar, después de vivir el duro proceso del desarraigo, al bajar al pueblo a educarme… las vacaciones y todo mi tiempo lejos del colegio lo pasaba en el sector de Canutillo.

Cuando fui más adulta, después de ser madre, instalada ya en la ciudad, comencé a escribir poesía como un consuelo, un pañuelo que secaba mi llanto.  El primer libro de poemas Los Atuendos que visten mi tierra es el pago de una deuda pendiente con el lugar donde viví, pues la vida me detuvo en el pueblo, estudiando, construyendo un hogar y criando a un hijo… mis anhelos estaban demasiado lejos, a 22 kilómetros de donde vivía…»

¿Qué te entrega la poesía y artesanía?

«Creo que escribo porque extraño y porque es la única forma de vaciar el sentir… ni siquiera la palabra en la boca es tan potente como la letra escrita en un papel. Al bajar al pueblo, mis hermanos y yo, fuimos inscritos en el CAD (Centro de Atención Diurna)  donde pasábamos largas horas, antes y después de clases… solamente dormíamos en nuestra casa. En ese lugar, aprendí, a los 9 años, uno de los oficios más bellos la artesanía;  allí comencé a tejer y a admirar la totora, a encontrarme con ese silencio que extrañaba. Mientras torcía o tejía un petate, mi mente de niña se iba a caminar por los cerros, a sentir el sol sombre mi cara y a oler los amancayes en esos caminos que tan bien conocía.

– Soy una artesana de la totora y el telar que escribe para no olvidar y que canta para espantar los demonios que rondan en esta era, mal llamada del progreso –

La artesanía y la literatura son las armas con las que lucho para no perder la memoria, para mantener vivo un oficio que iniciaron otros hace mucho tiempo y para contar, a través de la poesía, que no hace muchos años, los hombres y mujeres de esta tierra, vivieron de una forma diferente en total armonía con los elementos y la naturaleza.  Todo lo que me permita contar esa historia y mantener viva la memoria colectiva me empuja a adquirir nuevos conocimientos, a través de la poesía, la investigación, el rescate, el tejido de una fibra, el canto de una tonada y hasta la divulgación de nuestro patrimonio a través del turismo cultural».

¿Cuál de todas tus facetas disfrutas más?

«Siempre lo he dicho: soy una artesana que escribe. A través de la literatura puedo protestar, gritar y llorar; a través de la artesanía puedo mantener unida la hebra de los que alguna vez,  como yo, tejieron las fibras vegetales del río Huasco, ellos, por una necesidad utilitaria y yo, por una necesidad mayor, que es encontrarme en alguna vuelta del canasto, con mis ancestros, con esos que hablaron un idioma distinto al mío, pero que me heredaron habilidad con las manos y la imaginación.

Me apasiona todo lo que hago, mi mente siempre está en proceso de creación…aún no acabo algo y ya estoy comenzando nuevamente.  Disfruto escribiendo, nadie me frena en lo que digo, con la palabra protesto y es un arma tan valiosa como cualquier escopeta.

En la artesanía me permito ser libre, vaciarme en un tejido nuevo, innovar, descubrir nuevos usos de una fibra vegetal que ha acompañado al hombre de esta tierra mucho antes de la llegada del cruel colonizador.  Desde un pequeño canasto hasta una embarcación se puede hacer con ella. Yo la abrazo, la huelo y me enamoro… ella es quien me ha acompañado cerca de 30 años, jamás podría dejarla,  mucho menos hoy, que se que es infinita».

El desarrollo turístico también es algo a lo que te has dedicado el último tiempo…

«El turismo, es una alternativa de desarrollo económico sustentable, no solo para mí, ni para el emprendimiento que represento Chulengo, sino,  para este territorio que vive amenazado por la Megaminería y las industrias gigantescas como Agrosuper que se instaló en mi casa; cercó los llanos; movió a mis vecinos de sus lugares de ocupación, de toda una vida; cambió la geografía y el paisaje de un territorio que para mí, es sagrado… el progreso, no debe significar, por ningún motivo, la desaparición de una forma de vida, una cultura que se ha mantenido desde tiempo inmemorial, como son las majadas, resultado del proceso étnico de la trashumancia y el desarrollo de la pirquinería. La homogenización de los territorios no puede ser la única alternativa de crecimiento económico.  Somos una Provincia fértil, provista de toda clase de recursos naturales, muchos de los cuales se van para otros países como la uva, el cobre,  el oro,  cobalto, Titanio… pero hay más sobre la tierra que bajo de ella.  Amo el lugar que habito y quiero que mis nietos lo conozcan lo más parecido a hoy…por eso el turismo, aparece en mi vida, como una alternativa a la devastación en pos del progreso mal entendido.

En Freirina, detrás de la Iglesia Santa Rosa de Lima, Alicia Tapia mantiene su galería artesanal Atacamarte.

FUTURO

Muy orgullosa, Alicia Tapia nos cuenta estar «estudiando un Diplomado en Gestión del Patrimonio Turístico el que finalizará este año… primera vez que estudio… me quedé en la enseñanza media,  por lo tanto, este un gran logro para la artesana-aprendiz de escritora que soy».

Dentro de los proyectos futuros, adelanta que en el corto plazo llegaría el  «Inventario del Arte Rupestre de Freirina«, un trabajo de investigación sobre los vestigios arqueológicos más característicos de la ciudad, el Arte Rupestre, en sus maravillosas formas. Este será un libro que servirá de insumo para el conocimiento del pasado-presente que trabaja junto a Elías Marín, como parte del equipo del emprendimiento de turismo-cultural Chulengo.  A mediados del mes de agoto será la presentación del material.

En el área de al literatura, Alicia espera estrenar de aquí a fin de año el poemario «Versos pa´ la querencia«, donde renueva sus votos con la tierra, la historia y su identidad.

En la artesanía, señala que estará exponiendo,  por primera vez, en el Centro Cultural de Copiapó, a través de un proyecto de Ventanilla Abierta del Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio, denominado «Cestos de totora: una evocación prehispánica». Durante el mes de Agosto hasta Septiembre estarán dispuestas en el Centro Cultural obras nacidas de la cestería pero de gran y diversas formas, con un montaje distinto.  También realizará clases y dará una charla sobre el proceso de investigación que viene realizando en torno al desarrollo y manejo de la T’utura por los pueblos Pre hispánicos de América hasta el Valle del Huasco.

 

¿Crees que desde provincia se puede hacer gestión cultural o es difícil?

Desde la Provincia del Huasco, se hace Gestión Cultural, a pesar de ser insipiente no solo en la Región, sino, en el país… es difícil, por supuesto, como no,  si aún ni siquiera se manejan estos términos a nivel de territorio.  En la Provincia del Huasco destaco la tremenda labor que realiza Patricia Rivera con su difícil tarea de mantener activa la literatura local; Juan Soñador, quien desde su vereda aporta también con la literatura generando espacios de encuentro; la Familia Triviño, desde su espacio cultural Casa-Taller Ayni; en Alto del Carmen, en la localidad del Algodón, el músico Polo Cortés, aporta con su casa estudio la vieja escuela para encuentros musicales y retroalimentación del patrimonio y la cultura diaguita.  Desde Freirina, en nuestra Galería Artesanal Atacamarte, también se promueve la gestión cultural… en realidad el término más bien es “autogestión cultural”.

¿Qué es lo que más destacas de la región de Atacama?

«Desde la región de Atacama destaco la belleza escénica del territorio, los Pueblos Originarios que la habitan: Collas, Diaguitas, Changos-Camanchacos y valoro el duro proceso de etnogénesis que viven renaciendo desde el anonimato instaurado por el sistema y los Gobiernos desde la misma colonia.

Destaco de la Región de Atacama, el oasis de Totoral con esa cultura viva que ni siquiera la  modernidad ha logrado quitarles».

 

¿Qué valoras de Freirina?

«De la ciudad de Freirina, la tierra de mis amores, destaco sus atardeceres, el cielo estrellado maravilloso, el desierto cuando florece y cuando no, con sus lomas multicolores y su costa. Los caminos que cruzan del Agua del Medio Al Guámparo; Sauce Pérez, Agua Colgada, Canutillo, San Pedro, Retamilla y todos esos oasis escondidos tras los cerros… Los guanacos, los yales en primavera, los pimientos, molles, algarrobillas y palos negros que siempre están verdes, aunque no caiga el agua.  Destaco las ricas vetas de cobre y oro que han dado sustento a nuestras familias, cuando el minero entraba al socavón solamente con el capacho y la lámpara a carburo, destaco la sabiduría del cateador y el verdadero descubridor de los minerales que hoy quieren poseer las transnacionales y su inminente invasión. Destaco y valoro el principal patrimonio que es su gente, principalmente, aquellos valientes que siguen habitando las aguadas y quebradas en las majadas, a los crianceros de cabras y burros; a los arrieros que mantienen viva la tradición del Rodeo de Burros en Carrizalillo, Agua del Medio y Labrar; a los pirquineros que siguen trabajando en las minas de una forma respetuosa con el entorno, los que valientemente luchan contra un sistema burocrático que los aplasta y que los empuja a la desaparición con la instalación de la Minería a mayor escala.  Valoro a los pescadores artesanales y recolectores de orilla desde Los Bronces a Caleta Chañaral; a los habitantes de Carrizalillo que revitalizan su historia; a los hijos descendientes de las majadas que no olvidan sus raíces.

Valoro y destaco la apuesta del actual Alcalde Cesar Orellana de invertir en la restauración de los Monumentos Nacionales, fomentando el Turismo; valoro la incansable labor del Historiador Oriel Alvarez y de Aloso Castillo; destaco la labor de los actuales dirigentes sociales que son la Base de la Política local y por sobre todo, destaco la historia reciente del pueblo de Freirina que fue la lucha organizada contra la Mega Industria Agrosuper, recuperando la dignidad y buen vivir de sus habitantes, porque es una muestra de que el territorio debe cuidarse por encima de todas las cosas, inclusive, del dinero y el progreso, cuando este nos causa un daño irreparable a nuestra cultura y formas de vida».

¿Crees que la mujer atacameña también está asumiendo este empoderamiento femenino que se observa en el país? ¿Qué virtudes destacas de la mujer de nuestra zona? 

«La mujer atacameña está más empoderada que nunca y debo destacar a un grupo de mujeres de la Provincia del Huasco que levantan la vadera de lucha desde la educación y desde la inclusión social  Las Resueltas del Valle.

Destaco las virtudes del liderazgo en las Juntas de Vecinos, como madres aguerridas que muchas veces deben cumplir una doble misión a falta de la figura paterna. Las mujeres de Atacama son emprendedoras, innovadoras y de gran carácter que no les queda chico nada, que pueden trabajar en cualquier oficio mientras no falte el pan en la mesa.  Por sobre todo, destaco en la mujer de Atacama,  el amor que sienten por esta tierra».

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