#EL OJO QUE TODO LO VE: La politiquilla y la culpa de los medios

Es fácil aceptar que, buscando la máxima transparencia, los medios de prensa locales publiquen comunicados tal cual son enviados desde instituciones o asesores políticos particulares, sin embargo, debemos reconocer que los canales informativos regionales dejan bastante que desear al repetir textos sin la más mínima observación, revisión o al menos cuestionamiento previo. Cuál es el peligro de aquello? básicamente, que damos espacio a notas de prensa cargadas de populismo, con informaciones dudosas y que solo se difunden para llenar páginas o cuadros de texto. De esta falta de rigurosidad saben muy bien los servicios o políticos de poder adquisitivo, que tienen la certeza que cualquier información previamente pagada podrá difundirse por medios que, lamentablemente, a nivel regional dependen de estas publicidades.

Que la diputada repitió que esto es bueno para la población, que el senador respalda la medida de gobierno o que el alcalde apoya la moción popular, son lugares comunes que solo llenan páginas y que sirven para fabricar una imagen más menos acorde al modelo que «sirve» al cliente, pero que en tierra derecha, puede no presentar al verdadero personaje. Qué tan importante es que este diputado haya votado en contra del 10 por ciento y luego se desdiga? qué tan relevante es que esta diputada aparezca cada tres días en los diarios pero que no se vea en terreno? qué tan valioso es que esta autoridad valide el derecho de expresión popular pero que después ordene reprimir a manifestantes que se aprestan frente a su edificio?

No tengo nada contra los profesionales de la información, conozco a algunos pocos, pero creo que a ellos también les debe inquietar el publicar mentiras por verdades. Incluso, según me han contado, hay varios que tienen la facilidad de «cambiarse la chaqueta» según el gobierno de turno, dejando afuera principios o discursos previos, por conservar la pega. Claro, jugarse por mantener la fuente laboral no es nada malo, pero abanderarse por uno y luego por otro, está lejos de toda ética. Ignoro si en estamentos como el Colegio de Periodistas local se hablarán estas temáticas, aunque me tinca que no. Ahora bien, volvemos a la pregunta previamente anunciada ¿es culpa de los medios la cantidad de informaciones carentes de valor que vemos diariamente? ¿qué tan importante es saber discriminar aquellos textos que invaden nuestras redes sociales y correos? cuánto de lo que leemos o vemos por medios o redes es realmente importante, real o valioso para nuestras vidas?

No cabe duda que aceptar de lleno una información depende del nivel cognitivo, social e incluso ideológico del receptor, pero cuánta de nuestra población está realmente preparada para diferenciar algo falso de algo verdadero, algo populista de algo realista? Sobre todo ahora que hay decisiones importantes que deben reflexionarse o votarse para determinar caminos y representantes futuros. Cuánta responsabilidad tienen los medios de comunicación en presentar una imagen determinada de un actor político o candidato popular? Esperaríamos, ingenuamente, que la ética y la veracidad valiera más que una publicidad bien pagada, pero la realidad local, se incrusta como una filosa espada.

Hace poco escuché que una seremi renunció, al parecer por la influencia de una conocida diputada; que un alcalde asumió solo por unas promesas a medio camino; que una consejera sufrió de amnesia conveniente; que otra seremi quedó a medio camino en Freirina; que un senador aún no resolvería sus líos contractuales con una minera; que un ex jefe de gabinete estaría haciendo negocios con terrenos fiscales para proyectos solares; que un alcalde hace rato que le hace la campaña descarada a una amiga; que un reconocido empresario cerraría su canal por cuidar su rentabilidad despidiendo a numerosos empleados; que los puestos en el CORE se están peleando con uñas y dientes como botín pirata; o que un partido apoyaría públicamente a un candidato, pero esperando que saliera el otro para mantener el poder… aaaaaaaa, pero claro que todo esto no saldrá en diarios, portales o radios, ya que al parecer, no hay nadie que pague bien por esas notas …

Mucho ojo al leer o escuchar las informaciones que salen en medios ya que si no estamos bien atentos, podríamos caer en el juego de la publicidad engañosa, muy conveniente para el cliente o la empresa informativa, pero dañina para el receptor final … y para qué hablar de la necesidad de discriminar los medios donde se difunden las notas, porque han aparecido unos «seudo comunicadores» que premeditadamente han hecho de las redes sociales y medios electrónicos una verdadera cuna de la desinformación… ARRIVERDERCI

POR ELMIRÓN

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